Ayer por la mañana fuimos al Viso, a comprar unas magdalenas en una de mis pastelerías favoritas (Riaño), pues el lunes es mi santo y quiero celebrarlo a la antigua, merendando con chocolate caliente y buenos bizcochos.
Una vez hecha la compra, siendo la hora del aperitivo, nos acercamos a la Asociación Alcoreña de caballos, un pequeño bar, balcón de la Vega, desde donde se ven preciosos caminos y viejas casas, como la de la acuarela, con cercados hechos a base de uralitas, somieres y cualquier cosa que sirva para delimitar el espacio.
No pude pintar el caballo, pues, como me dijeron una vez en un curso sobre pintura de aves en libertad, cualquier animal que note que lo están observando fijamente, tiende a moverse, cambia de posición o se va. Es el instinto de protección. Tampoco es que yo sepa pintar caballos, claro. O sea, que por muy quieto que estuviera, no creo que hubiera hecho gran cosa.
A la vuelta a casa, regando mi terraza, me sorprendieron estos hongos que habían salido, en plan colonia, de un día para otro. Tienen un colorcillo verdoso bastante mono, pero que no invita a comérselos. De momento, solo los pintaré mientras duren.
Olá Mercedes!
ResponderEliminarMas que inveja eu tenho de não ser capaz de pintar aguarelas assim leves e lindas... Que luz!Que alegria transmite...
Beijos. M. Emília
Felicidades Mercedes;
ResponderEliminarQue pases un feliz día de tu santo, bonita acuarela, me gustan en especial las casas y sus contrastes, los cuadernos ayudan a soltarse mucho, estoy empezando a usarlo.
Saludos.
Muchas gracias José Antonio. Sí que son divertidos los cuadernos, sobre todo porque los llevas en el bolso y los puedes sacar en cualquier momento, y eso a veces te permite captar momentos preciosos de luz.
ResponderEliminarSaludos
Sí, Mercedes, tienes toda la razón. También a mí me está "enganchando" esto de los cuadernos porque nos fuerza a trabajar más rápido, a sintetizar y a ser más espontáneos. Y, además, los materiales son fáciles de transportar. Saludos.
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