Este rincón, olvidado y con proyecto de convertirse en trastero, me sedujo, pero no me dio tiempo a pintarlo. Otra vez será.
Ayer, sábado 2 de octubre, pintamos durante toda la mañana en la casa Pilatos, uno de los palacios más hermosos de Sevilla.
Desde el principio me atrajeron los juegos de luces en los patios; las columnas y las plantas colgantes, el agua que corría por las fuentes, las hermosas paredes pintadas con los típicos albero y rosado sevillanos. En fin, un lujo para los sentidos. ¡Hasta la temperatura fue perfecta!
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